Al mediodía del 16 de junio de 1955, aviones de la Fuerza Aérea y la Marina, con complicidades políticas y eclesiásticas, realizan el ataque criminal arrojando 14 toneladas de explosivos sobre la plaza del pueblo y dependencias gubernamentales.

El intento por derrocar al gobierno constitucional de Perón y sembrar terror en la población dejó como saldo más de 300 personas muertas y centenares heridas.